Cuando un paciente visita al dentista, acude con una idea preconcebida. Arreglarse determinado aspecto de su boca. El diagnóstico del profesional es el que determina el tratamiento. Más allá de la vertiente estética es una cuestión de salud. A menudo, el estado de la boca del paciente no se corresponde con la impresión que él tiene. De ahí lo importante de un diagnóstico adecuado.
Nos dicen desde Smile Me, una clínica dental de Alcobendas (Madrid), que la base de todo tratamiento radica en un correcto diagnóstico. Por eso, el odontólogo en la primera visita realiza un examen detenido de la boca del paciente y hace las pruebas que estima oportunas para confirmar su hipótesis. Puede ser que acudamos a la clínica para empastar un diente picado por caries, y el facultativo descubra que nuestra muela del juicio es un foco de infección, y, por tanto, hay que extirparla. Puede que estemos decididos a hacernos un blanqueamiento láser, y el odontólogo perciba que es una medida demasiado agresiva para el esmalte de nuestros dientes y nos proponga otro tratamiento.
El reconocimiento inicial de la boca del paciente es decisivo. Nos indicará el nivel de gravedad real de las dolencias y detectará si la boca podrá soportar tal o cual tratamiento. Si un paciente acude para que le coloquen un diente que le falta, el odontólogo debe analizar cuál es el implante adecuado, y si es necesario una reconstrucción del hueso alveolar.
Gracias al diagnóstico se planifican las distintas acciones que se van a llevar a cabo, de manera que el resultado sea duradero y redunde en la salud del paciente. Que no tenga que volver a la clínica pasados unos meses.
Cómo se hace un diagnóstico.
En el blog dental Sonrisa Sana diferencian entre el diagnóstico presuntivo y el diagnóstico definitivo. El presuntivo es la hipótesis que formula el odontólogo después de entrevistarse con el paciente y hacer una primera inspección bucal. El paciente acude a la clínica por un dolor intenso en una muela. El dentista le pregunta cómo es el dolor, su intensidad y su recurrencia. Después inspecciona visualmente la boca a través de lupas, iluminado por un foco. El paciente está sentado en el sillón. El dentista se ha hecho una primera idea del problema. Recurre entonces a practicarle una serie de pruebas: una radiografía, una ortopantomografía guiada por ordenador, una tomografía en 3D, etc. Y analiza los datos. El diagnóstico definitivo es aquel que se formula una vez estudiados los resultados de las pruebas. El diagnóstico presuntivo solo se puede confirmar si está basado en evidencias.
Para efectuar un diagnóstico se necesitan tres elementos: Contemplar la historia clínica del paciente, hacer una inspección de la cavidad bucal y comprobarlo con pruebas médicas.
El profesional debe conocer si el paciente ha sufrido dolencias similares en el pasado, como han evolucionado, si tiene hábitos que repercuten en el estado de los dientes (fumar, tomar café, consumo de snacks, productos azucarados), con qué frecuencia y de qué manera realiza la higiene bucal, si tiene antecedentes familiares, etc. Es importante acudir siempre al mismo dentista. Él conoce nuestro historial y tiene más datos para intervenir.
Seguidamente, se realiza una inspección y palpación de la zona bucal. Especialmente de la parte afectada y de las colindantes. Por último se procede a las pruebas. Hay veces en las que la enfermedad no se aprecia a simple vista, pues en apariencia el diente está en buenas condiciones. Es necesario obtener imágenes de la pieza afectada, si es posible en 3D, para ver el alcance real de la dolencia y donde está localizada. En las enfermedades periodontales que afectan a las encías, un simple análisis ocular no es suficiente. Con ello no se puede determinar su gravedad y, por tanto, el tratamiento a seguir.
Tipos de evaluaciones dentales.
La evaluación del dentista puede ser puntual o hacer referencia al seguimiento de un tratamiento. Puede centrarse en un aspecto concreto o abarcar toda la boca. Estos son los tipos de evaluaciones:
- Evaluación periódica. Los profesionales recomiendan acudir a una clínica dental, al menos una vez al año, para realizar un chequeo del estado de nuestra dentadura. El odontólogo hace una comparativa entre el estado actual de la boca y el de la anterior visita. Es uno de los medios para asegurar una boca sana.
- Evaluación limitada. Se centra en un problema concreto. Con frecuencia se efectúa tras una derivación del odontólogo a un especialista. Por ejemplo, es el análisis que realiza el cirujano dental antes de planificar un implante. O el escáner dental que hace el ortodoncista antes de encargar un corrector bucal.
- Evaluación bucodental completa. Es un estudio meticuloso de los tejidos duros y blandos, extraorales e intraorales de la boca. Debe incluir la historia dental, el registro de las caries, de los dientes perdidos o no erupcionados, la oclusión de la dentadura, la condición de las encías, etc. Este es el que se realizaría en una primera visita a la clínica, a fin de tener una visión general del estado de salud bucodental del paciente.
- Evaluación periodontal completa. Se realiza cuando existen problemas en las encías para calibrar la gravedad de la enfermedad. Se recurre a ella en casos de encías sensibles en las que se observan síntomas de gingivitis, periodontitis o en periodos de embarazo, en los que se pueden ver afectadas las encías de la madre. Es necesario ver como la placa bacteriana está actuando sobre el tejido gingival de toda la boca, la formación de sarro y si se están creando bolsas entre las encías y la raíz de los dientes.
- Evaluación bucodental detallada. Es aquella en la que el odontólogo, tras realizar una evaluación completa, detecta una serie de problemas y deriva al paciente a un especialista: un ortodoncista por una malposición de los dientes, un cirujano por pérdidas dentales acuciantes, etc. Ya se han realizado una serie de pruebas, pero es necesario profundizar en ellas para tratar el problema.
- Reevaluación limitada. Son aquellos tratamientos, que pasado un tiempo, hace falta realizar un seguimiento. Por ejemplo, en algunas enfermedades en las encías, aunque se haya realizado una intervención, hay que llevar un seguimiento para evitar que la enfermedad vuelva a aparecer.
Medios de diagnóstico por imagen.
El futuro de la odontología está en el desarrollo de los medios de diagnóstico en tres dimensiones. Por eso hay cada vez hay más presencia de la tecnología informática en las clínicas dentales. Gracias a estos medios se puede ver la profundidad real de una caries o la forma concreta de un diente mal formado o erosionado.
Las radiografías dentales son claves para formular un diagnóstico. Facilitan al dentista una información que a simple vista no podría obtener. Con ella se detectan dientes que no han erupcionado, la acción de las caries en el interior del diente, la cantidad de masa ósea perdida en procesos de caídas dentarias, etc. Gracias a ella se detectan tumores y quistes. Facilitan tanto información del estado de los dientes como de las encías. Las radiografías pueden ser globales de toda la boca o centrarse en un diente. Pueden proyectarse desde fuera, extraorales, o desde el interior, intraorales.
Las radiografías aportan una gran cantidad de información, pero solo en dos dimensiones. Es necesario completarla con una imagen en 3D más detallada y desde distintas perspectivas, como la que ofrece la ortopantomografía. Conocida como la radiografía panorámica, el paciente apoya el mentón en un pequeño estante frente a una máquina de rayos X, muerde una boquilla esterilizada y un brazo giratorio con la fuente de los rayos generan una imagen continua del interior de la boca. Esta queda registrada en el ordenador. Ese movimiento desde distintos ángulos permite apreciar mejor las anomalías en los dientes. La imagen digital se puede aumentar o alejar apreciando con más detenimiento los detalles.
Para la fabricación de los correctores plásticos de la ortodoncia invisible, se parte de una imagen tridimensional de la boca obtenida por un escáner intraoral. Combinando un láser de alta precisión con una luz óptica, estos aparatos obtienen 6000 imágenes por segundo del interior de la boca del paciente. Con esa información, el ordenador realiza una recreación digital exacta de la dentadura. En ella no solo se aprecia hasta el último detalle de la forma de los dientes, sino que detectan casos de caries, erosión o fracturas en las piezas dentales. Esta imagen sirve de molde digital para fabricar férulas exactas que van guiando progresivamente los dientes mal alineados a su posición correcta. Pero además, medios como estos permiten a los profesionales tener una información más completa para emitir diagnósticos más precisos.
Sin un diagnóstico adecuado, no hay un tratamiento correcto y unos resultados efectivos. El diagnóstico debe describir el problema concreto del paciente y abordarlo justo en su gravedad. Para ello, las clínicas emplean la tecnología que tienen a su alcance, para tener una información lo más detallada posible. Si el diagnóstico no es el adecuado, por muy puntero que sea el tratamiento, no conseguirá resolver los problemas del paciente.