Cuando pensamos en anillos probablemente nos venga a la cabeza la alianza como el tipo de anillo más presente y estereotipado en nuestra sociedad. ¿Y por qué digo estereotipado? Pues básicamente porque la alianza es un anillo, más o menos clásico, con pocos adornos y que por tradición forma parte de la ceremonia matrimonial católica (y de muchas otras). Debido a esto, podríamos decir que es el tipo de anillo que más significado puede llegar a tener de forma generalizada.
Pero no es el único. Cada uno de nosotros podemos tener anillos especiales, así como otro tipo de accesorios (ya sean joyas o complementos) a los que tenemos especial cariño por evocarnos recuerdos de momentos o personas, pero ahí ya hablamos de algo muy personal que no podemos analizar de forma generalizada y, por tanto, que se escapa al objetivo de este artículo que es, ni más ni menos, que hablar de cómo este “adorno” ha sido, y seguirá siendo, un artículo de joyería en el que proyectamos mucho más de lo que nosotros pensamos.
Lo que tus anillos indican de ti
Según una creencia milenaria asiática basada en el Yin y el Yan, llevar una joya u otra e incluso dónde llevarla puede indicar rasgos de nuestra personalidad. Según en qué dedo llevemos nuestros anillos podemos estar mostrando una imagen de nosotros mismos u otra.
En el dedo pulgar: portar un anillo en este dedo indica seguridad en uno mismo. Y es que podríamos decir que hablamos del dedo más poderoso de los cinco, el que ha evolucionado a través del tiempo para convertirse en el dedo mágico de la pinza humana, el que nos permite agarrar cosas tal y como lo hacemos hoy en día, el que nos permite escribir, sujetar objetos e incluso jugar a la consola. Por ello, lucir un anillo en el dedo pulgar indica también habilidad para adaptarnos a los demás, para ser líderes en cierto modo sin que el resto sea consciente de que lo somos. Sin embargo hay un matiz, si el anillo lo llevas en el pulgar de tu mano que no es la predilecta (la izquierda para los diestros o la derecha para los zurdos), entonces significa que tiendes a querer imponer tu voluntad sobre los demás, aunque se note que están intentando ser líder dominándolos.
Según este psicólogo en Valladolid al que hemos tenido acceso a través de su web, este segundo tipo de personas suele ser más tirana y tener mucho menos feeling con el prójimo. De hecho, hablamos de personas que tienden a ser egoístas y a poner por delante su opinión en cualquier tema.
En los dedos intermedios:
Índice: Quienes llevan un anillo en ese dedo tienen una alta autoestima, fuerza de voluntad y seguridad, tanta que para algunos es un signo de megalomanía. Recurriendo a la Teoría del Yin Yang, un anillo en el índice de la ‘mano yin’ indica capacidad de liderazgo, al contrario que uno en la ‘mano yang’, rasgo de alguien que prefiere no tomar el papel de líder.
Corazón: Dado que es el dedo en el que más se verá el anillo, para algunos psicólogos llevar joyas en él indica el deseo de mostrarse, tanto al anillo como a uno mismo. Si se lleva en el dedo ‘corazón yin’, indica una gran intuición para diferenciar el bien del mal; si es en el ‘corazón yang’, prefiere buscar el consejo de los demás antes de tomar una decisión.
Anular: Según la cultura egipcia, existe un nervio que conecta el dedo anular directamente con el corazón y por eso es donde se coloca, por lo general, el anillo de compromiso y la alianza. Para el Yin y el Yang de la Antigua China, quienes se ponen un anillo en el ‘dedo anular yang’ suelen ser personas creativas y que resuelven con ingenio los problemas. Quienes prefieren el dedo anular contrario, el yin, suelen ser muy perfeccionistas y capaces de sacar lo mejor de los demás.
En el dedo meñique: quien lleva un anillo en el último más pequeño de los dedos suele ser una persona sensible con éxito social y laboral. Si lo llevas en tu mano predilecta demostrarás un don para escuchar a los demás, mientras que si lo llevas en la contraria demostrarás que tu gran baza es ser un fantástico orador.
La alianza de boda
La alianza, ese anillo asociado al matrimonio en muchísimas culturas, psicológicamente nos ata, nos atrapa en una relación que, aunque estamos de acuerdo, a veces rechazamos inconscientemente. Por ello, y con la excusa de no perder la alianza (que a veces es cierta, maticemos) o porque vamos incómodos/as, muchas personas tienden a no llevarla a pesar de estar casados, bien porque no quieren que la sociedad sepa de antemano su estado civil o bien porque así se sienten más libres a pesar de ser conscientes de estar casados con alguien. Además, hay que dejar claro que esas ganas de sensación de libertad que muchos consiguen al no llevar la alianza no implica, ni mucho menos, que pretendan ser infieles. Esto hay que dejarlo claro para evitar confusiones que pueden resultar problemáticas.
Por otro lado, este tipo de alianzas de boda de oro bicolor que tan de moda están ahora, han equilibrado el poder del oro blanco y del oro amarillo, incluso de la plata o el acero al confundirse fácilmente con el oro blanco y, por ende, el poderío psicológico que ejercían algunas alianzas en nuestra sociedad ha quedado relegado a un segundo plano.
Otros estudios
- La alianza hace lucir a los hombres más atractivos: no es que por portar un anillo de boda un hombre pase de ser Juanjo Puigcorbé a Brad Pitt pero una investigación realizada por la Universidad de Muchigan, en Estados Unidos, ha demostrado que la tasa de éxito a la hora de ligar cuando un hombre porta alianza es mucho mayor que cuando no la porta. Los investigadores concluyeron que cuando se trata de elegir a un hombre como una potencial pareja y en ausencia de otra información, algunas mujeres copian las decisiones tomadas por otras mujeres.
- No llevar alianza puede ser indicador de falta de compromiso familiar: y cuando hablamos de compromiso familiar no hablamos solo del cónyuge sino también de los niños y su cuidado, por ejemplo, e incluso del cuidado de las mascotas si la hubiere. No obstante, hablamos de un porcentaje muy pequeño, de alrededor del 10%, por lo que tampoco hay que llevase las manos a la cabeza si nuestra pareja nos dice que prefiere dejar la alianza en casa.
Ahora bien, tal vez, la alianza sea además el anillo que más difícil nos resulta quitar de nuestra mano cuando hemos sufrido un divorcio. En cierto modo es ese último símbolo que nos une, en cierta manera, a nuestra expareja y romper ese vínculo definitivamente quitándonos la alianza para siempre suele llegar a ser traumático. De hecho, hay quienes portan el anillo de boda en casa, tras un divorcio, para sentirse más cómodos consigo mismo y luego se lo quitan para salir a la calle o cuando tienen invitados para evitar que se les pregunte el motivo por el cual aún no se han quitado el anillo de boda de su anterior matrimonio. Pues bien, según datos de una encuesta de mujeres de Reino Unido:
- Un 36% de mujeres venden sus anillos de boda y de compromiso, para recuperar algo del dinero gastado.
- Esa cifra se eleva a 2/3 si sus maridos les pusieron cuernos.
- Casi un 5% tiran el anillo a la basura en un ataque de rabia.
- Un 19% siguen usando el anillo después de la separación. Y un 15%, si se vuelven a casar, llevan tanto el anillo antiguo como el nuevo.
- Finalmente, un 27% lo conservan en el fondo del cajón, sin usarlo.
¿Tú qué harías con tu alianza de boda si te divorciases? Te damos algunas ideas:
Véndelo: es un modo de deshacerte de é y obtener algún beneficio de ello. Puedes incluso hacer una fiesta del “divorcio” como hacen ya algunos estadounidenses con el dinero que obtengas de la venta de la alianza.
Fúndelo: si eres incapaz de deshacerte de él por el cariño que le tienes pero no quieres seguir luciendo tu antiguo anillo de boda puedes fundirlo y pedir que te hagan otra joya con los materiales obtenidos. Puede convertirse en un recuerdo que portar siempre sin tener que lucir una alianza en el dedo anular de la mano.
Modifícalo: a veces basta con borrar el grabado que tenga o convertirlo en un colgante para que se convierta en el anillo del divorcio o algo similar.
Regálalo a tus hijos: si los tienes, ellos son lo mejor que te ha dado ese matrimonio así que tal vez pueda ser un recuerdo bonito para ellos, de cuando sus padres estaban casados. Puedes incluso convertirlo en algo que a ellos les guste, como un medallón o un colgante especial.
Destrúyelo: Si te da igual el valor económico que tenga la alianza y solo quieres desahogar tu rabia puedes echarlo al mar y olvidarte de él o meterlo en un bloque de hormigón armado cuando veas una obra por la calle. Todo vale para quedarte a gusto contigo mismo/a.