Las bodegas se benefician del enoturismo

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Existen una serie de cifras recogidas por la Acevin (Asociación Española de Ciudades del Vino)  que dicen que el enoturismo cada vez genera un impacto económico mayor que ha pasado a ser de superior a los 80 millones de euros. Si vamos a repercusiones indirectas, las cifras pasarían con mucho de los 200 millones de euros incluyendo museos, bodegas, alojamientos y demás entorno de las viñas.

La gran cantidad de variedades de vino que hay en España ha facilitado que se vaya desarrollando este tipo de turismo como aseveran desde Bodegas Bocopa y es una de nuestras notas distintivas que enriquecen nuestro turismo.

Algunas variedades vinícolas

A nivel de popularidad, la Marco de Jerez es la de mayor popularidad, pues sobrepasa el medio millón de visitantes. Otra con gran fama es la de enoturismo del Penedés, así como la de Ribera del Duero y la de Rioja Alta. Son, en definitiva, las principales rutas enológicas.

Estamos ante un sector que ha ido madurando, siendo un sector donde se cubre el deseo de experimentar e ir aprendiendo, con gran rentabilidad y cada vez más demandado por parte del público. Al final los territorios se han ido adaptando a la posibilidad de riqueza que ha ido abriendo este tipo de turismo para poder ir prosperando en estas zonas, donde el enoturismo es un negocio de lo más rentable.

Entre los valores principales que se suelen explotar esta la tranquilidad que se puede sentir en las bodegas. Hay zonas como en Quintanilla de Onésimo en Valladolid, donde hay bodegas como las pertenecientes al grupo Arzuaga Navarro. Por lo general llegan muchos madrileños los fines de semana para desconectar del estrés semanal. La mayor parte acostumbran a ser españoles los que la visitan.

Las variedades

Las empresas que trabajan en este sector suelen aprovechar la gran cantidad de denominaciones existentes para irse expandiendo. Esto sucede en el grupo La Rioja Alta, la cual tiene terrenos en las Rías Baixas, Ribera de Duero o La Rioja.

Lo cierto es que el sector está aumentando a gran velocidad en los próximos años. No olvidemos que los informes de las Rutas del Vino hablan de que se han triplicado las visitas. No hay que olvidar además el conocimiento enológico de los visitantes y que muchos acuden bastante informados a las visitas. Ya no solo se busca beber el vino, también sentirlo y hablar con los enólogos y demás profesionales.

Las denominaciones más importantes que se han consultado han coincidido en lo importante que es el denominado “enoturismo profesional” de las empresas que reservan salones y habitaciones para la asistencia a los congreso. No olvidemos que lo que viene bien a la bodega también afecta positivamente a otros sectores.

Los impactos a nivel indirecto que tienen las bodegas en el entono hacen que haya multitud de socios entre las bodegas, lugares de hostelería, museos y los sitios destinados al ocio temático.

Muchos de los alojamientos son de tres o cuatro estrellas, aunque ha crecido el número de casas rurales que han sabido aprovechar el crecimiento del turismo agrícola. Los gastos medios han aumentado y llegan a ser de una veintena de euros por persona a nivel de bodega, lo que supone un quince por ciento más que hasta hace unos trea años.

Las bodegas han ido recogiendo esta clase de demanda al alza y los precios por término de medio han ido creciendo, aunque tanta oferta también ha llevado a que haya posibilidades de contratar opciones a un mejor precio, caso de las caras, reservas de habitaciones o servicios completos a precios no tan económicos.

Algo de gran atractivo para muchos es la época de la vendimia, lo que lleva a un interés mayor por parte de los turistas. Una tendencia que sigue creciendo año tras años. Como es lógico, enero y febrero, los meses de climatología más complicada son los momentos en los que se producen un menor número de visitantes.

En un sector como este, lo que tiene más importancia es que las visitas se repartan más a lo largo del año y se desestacionalicen las visitas.

A buen seguro, el sector, con la rentabilidad que tiene va a seguir implementando novedades que van a ayudar a que siga creciendo como se espera, aunque también habrá que tener en cuenta el parón económico que se ha sufrido por la pandemia que hemos sufrido y que hará que quizás estos avances vayan más lento de lo que sería de esperar.

Así pues, con todo lo dicho, el sector bodeguero puede ver con buenos ojos un tipo de turismo que supone uno ingreso extra de lo más apreciado.

La importancia del sector del vino en España

España cuenta con multitud de productos, porque dentro de sus límites territoriales hay mucha cantidad de mercaderías, aunque no siempre se le dé el valor que merece. Hablamos del olivo, el aceite, el jamón o el vino.

Los vinos de nuestro país son famosos en todo el mundo, algo de lo que ahora nos hemos empezado a dar cuenta. El enoturismo ha ayudado a todo esto, por lo que España ha ido creciendo en este sector y actualmente se pasan de las 30 rutas del vino que han ayudado a impulsar esta clase de turismo.

Todo esto en la práctica llega a mover 54 millones de euros y a más de dos millones y medio de visitantes, dando sus primeros pasos desde hace más de una década en Galicia, que fue pionera con su gobierno autonómico.

La formación en el sector del vino en España

En nuestro territorio nacional, hay un negocio importante en el sector del vino, por lo que con el paso de los años han ido creándose centros de formación y trabajo, como pasa con la Universidad de la Rioja, donde es posible formarse en el grado y licenciatura de enología, para después seguir con la formación práctica en las bodegas del área.

Además también se puede cursar el doctorado en enología por parte de la misma universidad, además de un máster en turismo enológico, o un máster en viticultura. Por lo tanto, lejos ha quedado aquellos años en los que los propietarios de vides plantaban las pertenecientes a sus fincas y poco más.

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