El pueblo de Murcia que más te va a sorprender y que no puedes dejar de visitar

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Decía el mítico Principito, el de la novela de Antoine de Saint-Exupéry, por cierto un libro que me he podido leer hasta 6 veces, y que por supuesto recomiendo, que en ocasiones lo esencial es invisible a los ojos. Una frase que me encanta y que siempre he llevado conmigo. Pues bien, creo que cuando se viaja ocurre esto. Se nos lleva la boca hablando de viajes increíbles que queremos hacer y para los que ahorramos una barbaridad, y no nos damos cuenta que quizás el encanto lo tenemos muy cerca de casa.

Tengo amigo que no hacen más que hablar de viajes que quieren hacer (y que finalmente han hecho) a Laponia, dicen que es donde vive Papa Noel, a Kenia, para hacer un safari o incluso a Australia, supongo que será para ver a los canguros. Pues bien, yo sigo pensando que la mejor apuesta es hacerlo por el turismo de interior, y más concretamente al de algunas zonas de España que no sabemos ni que existen y que son preciosas. Y en este caso me refiero a un pueblo de Murcia, llamado Jumilla, donde creo que su lema podría ser la famosa frase de El Principito, porque aunque no lo creamos en este lugar hay cosas esenciales que no pueden pasar invisibles a nuestra vista. Os cuento.

De casualidad

Dicen que los mejores viajes, esos que siempre recuerdas y que luego tienes muchas anécdotas, son los que menos se preparan. Pues bien, algo así me ocurrió con mi viaje a Jumilla, Esto ocurrió hace unos años, cuando mi familia y yo decidimos hacer un viaje exprés para huir un poco del estrés diario. Pues bien, yo creo que porque vimos que un concursante de un programa de TV era de allí, pues decimos ir a esta pequeña localidad que se encuentra en la región de Murcia. Poco sabíamos de ella, salvo que era conocida por su excelente producción vinícola. Nos animamos a hacer esta visita, mi mujer dijo “¿por qué no?”. Es cierto que ella es una gran enamorada de los vinos, así que era fácil. Pero además teníamos ganas de disfrutar de los paisajes, la gastronomía y, por supuesto, de una buena cata de vinos. Así que allá fuimos.

Recuerdo que llegamos a Jumilla en la mañana y comenzamos nuestro recorrido por el centro histórico del pueblo. Lo primero que vimos fue la iglesia de Santiago, el castillo y algunos de los edificios más antiguos de la localidad. La verdad es que es algo que es digno de ver. Después de dar un paseo por sus calles, y aprender un poco más acerca de la historia y la cultura de Jumilla, fuimos a uno de los restaurantes locales para llenar el estómago.

Qué comer

En el restaurante, nos dejamos aconsejar por el camarero. Me gusta ese tipo de restaurantes donde te hacen esto. Y por supuesto, nos recomendó algo que fuera típico de la zona. Por ejemplo, el arroz con conejo y las migas. La comida fue espectacular y nos dejó con ganas de más, pero sobre todo de probar más vinos de la zona, porque el que nos recomendó el camarero estaba muy bueno, así que decidimos visitar una bodega para una cata.

De cata de vino por Jumilla

Fue el propio camarero el que nos recomendó la bodega Delampa, y la verdad que entendí la razón. En la bodega, nos recibieron con mucha amabilidad y nos llevaron a recorrer las instalaciones, que se sitúan en la histórica Jumilla, a sólo 10 minutos del centro de la ciudad, por lo que pudimos ir dando un paseo.

Allí nos contaron todo acerca del proceso de producción del vino y nos explicaron las características de los vinos más emblemáticos de la región. La verdad es que es una bodega con mucha historia pues cuenta con más de 100 años y claro, eso se nota en la profesionalidad de su gente. Después de conocer la bodega, tuvimos la oportunidad de catar varios vinos, desde los más jóvenes y frescos hasta los vinos más envejecidos y complejos. Fue una cata comentada de vinos de todas sus marcas (Delampa, Éxodo y Mr. Jenares), acompañado de un almuerzo de quesos y embutidos de La Mancha. Yo creo que no se puede pedir más. Es la compañía perfecta.

La verdad es que después de una mañana llena de historia, gastronomía y vinos, nos fuimos de Jumilla con muy buen sabor de boca. Un viaje de esos que nunca se olvidan, por eso, mi recomendación es clara, menos viajar al extranjero y más conocer nuestro país.

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