En los últimos años, las ciudades turísticas de todo el mundo han visto crecer de manera notable la presencia de taquillas de uso temporal en sus calles, estaciones, aeropuertos y zonas estratégicas. Este fenómeno responde a una necesidad cada vez más evidente en un contexto en el que el turismo es más dinámico, flexible y orientado a la comodidad del viajero. Las taquillas, que antes estaban casi exclusivamente en estaciones de tren o autobuses, se han diversificado y adaptado para convertirse en un servicio práctico y accesible para quienes visitan una ciudad y necesitan moverse con mayor libertad.
El aumento de este tipo de instalaciones tiene mucho que ver con los cambios en la forma de viajar. Hoy en día, las escapadas cortas, los viajes con escalas y el turismo urbano se han vuelto muy frecuentes. Muchas personas llegan a una ciudad por unas horas o un día y no cuentan con un hotel donde dejar sus pertenencias. También es común que los horarios de check-in y check-out en alojamientos turísticos no coincidan con los de llegada o salida de los medios de transporte. En esos casos, las taquillas ofrecen una solución sencilla: permiten guardar maletas, mochilas u objetos de valor de manera segura, para poder aprovechar al máximo el tiempo sin tener que cargar con peso.
La ubicación estratégica de estas taquillas es clave para su éxito. Suelen encontrarse en estaciones, aeropuertos, zonas cercanas a atracciones turísticas, plazas céntricas o incluso en el interior de algunos comercios. En muchos casos, funcionan de forma completamente automatizada, con acceso mediante códigos o aplicaciones móviles, lo que evita depender de horarios de atención. Esto no solo aporta comodidad, sino también flexibilidad, ya que el usuario puede acceder a sus pertenencias a cualquier hora, adaptándose a la naturaleza impredecible de un viaje.
Uno de los beneficios más destacados de estas taquillas es que contribuyen a mejorar la experiencia turística general. Viajar ligero no solo es más cómodo físicamente, sino que también permite una mayor movilidad y espontaneidad. El visitante puede recorrer museos, calles históricas o parques sin preocuparse por encontrar un lugar seguro para dejar sus cosas. Además, en destinos con climas calurosos, no tener que cargar con peso puede marcar la diferencia en cuanto a disfrute y resistencia física durante la jornada.
Desde el punto de vista de la ciudad, la implantación de taquillas también tiene ventajas, ya que ayudan a reducir la congestión en espacios públicos donde los turistas, de otro modo, podrían sentarse con grandes maletas a esperar su transporte, ocupando bancos, entradas o zonas de paso. También ofrecen oportunidades económicas, ya que muchas de estas instalaciones son gestionadas por empresas privadas o en colaboración con comercios locales, generando ingresos y empleo. Incluso algunos museos y recintos culturales han adoptado modelos de taquillas accesibles a cualquier visitante, integrando el servicio dentro de su oferta.
El componente de seguridad también es importante, por lo que nos relatan los responsables de We love lockers, quienes nos explican que las taquillas modernas suelen contar con sistemas de videovigilancia, control de acceso digital y materiales resistentes, lo que minimiza el riesgo de robos o pérdidas. Esto genera confianza tanto en el usuario como en el entorno, ya que los objetos quedan resguardados de forma más segura que si se dejaran en un lugar improvisado. Además, algunas empresas han desarrollado servicios complementarios, como la posibilidad de enviar directamente el equipaje al alojamiento o al aeropuerto, ampliando el abanico de facilidades para el viajero.
¿Es rentable montar un negocio de taquillas?
Sí, montar un negocio de taquillas en una ciudad turística puede ser rentable, pero la viabilidad depende de varios factores clave: ubicación, modelo de gestión, costes iniciales y competencia.
En zonas con alta afluencia de turistas, como centros históricos, estaciones de tren, puertos de cruceros o cerca de monumentos muy visitados, la demanda suele ser constante. El principal atractivo de este negocio es que, una vez instalado el sistema, los costes operativos son relativamente bajos, sobre todo si se opta por taquillas automáticas con acceso mediante código o aplicación móvil. Esto permite que el negocio funcione las 24 horas sin necesidad de personal permanente, reduciendo gastos de nómina y aumentando la disponibilidad del servicio.
La inversión inicial varía según el tipo de taquillas y la tecnología que incorporen y, en este sentido, las más básicas requieren menos presupuesto, pero las inteligentes, con control remoto y pagos integrados, ofrecen una mejor experiencia al usuario y pueden generar mayores ingresos. También es importante calcular gastos como el alquiler o compra del local o espacio, mantenimiento, seguros y consumo eléctrico.
El margen de ganancia puede ser atractivo porque el servicio se cobra por horas o por días, y un mismo espacio puede ser alquilado varias veces en una jornada. En destinos con gran rotación de visitantes, las taquillas pueden estar ocupadas casi todo el tiempo, maximizando su rentabilidad. Además, existe la posibilidad de ampliar ingresos ofreciendo servicios adicionales, como consigna de objetos especiales (bicicletas, patinetes, equipaje voluminoso) o incluso combinando el negocio con venta de souvenirs, bebidas o experiencias turísticas.
Sin embargo, como en todo negocio, el éxito no está garantizado y es que si la ubicación no es óptima, si el precio es poco competitivo o si hay demasiada competencia cerca, la ocupación puede ser baja. También hay que tener en cuenta aspectos legales, como licencias municipales, normas de seguridad y responsabilidad sobre el contenido almacenado.