La elección de las telas para la ropa de bebés y niños pequeños es un aspecto fundamental que va mucho más allá de la estética. Esto es así porque la piel de los más pequeños es delicada, sensible y mucho más propensa a irritaciones que la de los adultos. Por ello, seleccionar tejidos adecuados se convierte en una prioridad tanto para los padres como para los fabricantes de ropa infantil. En los últimos años, la industria textil ha evolucionado significativamente, incorporando materiales más seguros, naturales y sostenibles que ofrecen múltiples beneficios en cuanto a comodidad, higiene y protección.
Una de las opciones más recomendadas para la ropa infantil es el algodón orgánico, un tejido que emplean de manera mayoritaria muchas marcas, entre ellas Newness. Y es que este material se ha ganado un lugar preferente en el mercado gracias a sus propiedades hipoalergénicas y transpirables. A diferencia del algodón convencional, el orgánico se cultiva sin pesticidas ni productos químicos agresivos, lo que disminuye considerablemente el riesgo de alergias o reacciones cutáneas. Además, su suavidad natural lo convierte en una elección ideal para bodies, pijamas, camisetas y ropa interior, ya que no irrita la piel ni genera fricción incómoda al contacto.
Otro tejido que ha ganado popularidad en el ámbito infantil es el bambú, especialmente en su versión viscosa. Este material, proveniente de una planta de rápido crecimiento y bajo impacto ambiental, ofrece una textura extremadamente suave y sedosa que resulta perfecta para la piel de los bebés. Además, el bambú tiene propiedades antibacterianas y termorreguladoras, lo que significa que mantiene la frescura en climas cálidos y aporta calor en épocas frías. Esto lo convierte en un tejido versátil y funcional para todo el año.
La lana merino también se ha introducido con fuerza en el mercado de la ropa infantil, sobre todo en regiones de clima más frío. A diferencia de otras lanas que pueden resultar ásperas, la merino es fina, elástica y sorprendentemente suave. Su capacidad para regular la temperatura corporal y repeler la humedad hace que sea especialmente útil para mantener a los bebés secos y cómodos durante todo el día. También es un material naturalmente resistente a los olores y las bacterias, lo que reduce la necesidad de lavados frecuentes, preservando así la durabilidad de las prendas.
En el ámbito de los tejidos técnicos y sostenibles, el Tencel o lyocell ha comenzado a destacar por su combinación de sostenibilidad y confort. Fabricado a partir de la pulpa de madera de árboles gestionados de forma responsable, este tejido es suave como la seda, resistente y muy absorbente. Su superficie lisa y su capacidad para reducir el crecimiento bacteriano lo hacen ideal para bebés con piel muy sensible o condiciones como dermatitis atópica.
Además de las características propias de cada tejido, otro factor clave es la forma en que están confeccionadas las prendas. Las costuras planas, la ausencia de etiquetas rígidas y el uso de tintes naturales o no tóxicos son elementos que contribuyen al bienestar de los niños. Las telas que permiten una buena transpiración y elasticidad también favorecen la libertad de movimiento, lo que es especialmente importante en la etapa en que los bebés empiezan a gatear, caminar y explorar su entorno.
¿Cuáles son las prendas más adecuadas para el verano?
Durante el verano, las altas temperaturas y la exposición al sol hacen que sea especialmente importante elegir prendas adecuadas para los bebés. Su piel es mucho más sensible y delgada que la de los adultos, por lo que necesitan ropa que los proteja del calor sin sobrecalentarlos. La clave está en buscar prendas ligeras, transpirables, cómodas y fabricadas con materiales naturales que ayuden a regular la temperatura corporal y eviten la irritación.
De esta manera, las prendas más adecuadas para el verano incluyen bodis de manga corta o tirantes, que cubren el torso del bebé sin sofocarlo. Son fáciles de poner y quitar, y permiten cambiar el pañal sin necesidad de desvestir por completo al pequeño. También son útiles los conjuntos de dos piezas ligeras, como camisetas holgadas y pantaloncitos cortos con cintura elástica. Este tipo de ropa facilita el movimiento del bebé y evita la sensación de agobio.
Los pijamas de verano deben ser también frescos y suaves, preferentemente de una sola capa, sin rellenos ni tejidos sintéticos. En las noches muy calurosas, basta con un body o una camiseta de algodón, especialmente si el bebé duerme en un lugar ventilado. En caso de necesitar una manta, lo ideal es optar por muselinas de algodón, que son transpirables y livianas.
Al salir al exterior, es fundamental proteger al bebé del sol. Un sombrero de ala ancha o tipo gorrito con protección para el cuello ayuda a evitar las quemaduras solares, que pueden ser muy peligrosas en los primeros meses de vida. Asimismo, conviene vestir al bebé con prendas que cubran los brazos y las piernas si va a estar al aire libre durante períodos prolongados. En estos casos, es importante que la ropa sea muy ligera y de colores claros, ya que estos reflejan el calor en lugar de absorberlo.
El calzado también debe ser adecuado: en los bebés que aún no caminan, no es necesario usar zapatos cerrados. Unos calcetines de algodón fino o sandalias abiertas pueden ser suficientes. Para los que ya caminan, se recomienda un calzado ventilado, flexible y transpirable, que permita que los pies se mantengan frescos.