El origen de la pizza

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Los soldados de la Antigua Grecia consumían un pan plano decorado con hierbas, ajo y cebolla. Pero la pizza tal y como la conocemos se originó en el siglo XVIII en la ciudad de Nápoles.

Sin embargo, no se popularizó hasta después de la Segunda Guerra Mundial. En Nápoles se empezó a preparar un pan plano que se decoraba con distintos ingredientes, los cuales iban variando según la economía del cliente.

Por ejemplo, los clientes más adinerados pedían el queso caciocavallo. La gente más pobre tomaba ese pan plano únicamente con ajo, manteca y sal.

En sus inicios la pizza era una parte integral de las clases más pobres y únicamente se consumía en Nápoles. La mayoría de napolitanos carecía de instalaciones de cocina adecuadas, así que optaban por la comida que se vendía en las calles.

Incluso, muchos utilizaban el sistema de pago pizza otto, que les permitía pagar a los vendedores de los puestos callejeros hasta ocho días después. La pizza se consumía entre semana, ya que se ahorraba para poder comer macarrones el fin de semana.

Tal era su mala fama que Carlo Collodi, autor de Las aventuras de pinocho, la describió de este modo: “el aspecto ennegrecido de la corteza tostada, el blanquecino brillo de ajo y anchoa, el tinte amarillo verdoso del aceite y las hierbas fritas, y los trozos rojos del tomate colocados aquí y allá le dan a la pizza una apariencia de suciedad complicada que comparte con la del vendedor”.

Durante mucho tiempo la pizza fue una comida relacionada con las clases más pobres. Sin embargo, la reina Margherita, esposa del rey Umberto, sería una de las primeras integrantes de la corte en probar este pan plano.

Según cuenta la leyenda, Margherita y Umberto visitaron Nápoles en 1889 y probaron una selección de pizzas preparadas por Raffaele Esposito. Una de ellas, estaba decorada con mozzarella, albahaca y tomate.

Él decidió preparar esta pizza simulando los colores de la bandera italiana: blanco (queso mozzarella), rojo (tomates frescos) y verde (albahaca).

A la reina le encantó esta pizza y desde entonces pasó a llamarse pizza Margherita. Sin embargo, este suceso tampoco fue suficiente para que esta preparación se popularizara. A principios del siglo XX la pizza fue ignorada en gran parte de Italia, ya que en esa época era importante conservar las existencias de trigo del país.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, la pizza empezó a extenderse por el resto del país, porque se produjo una gran migración de los italianos del sur hacia ciudades del norte.

Las pizzerías fueron apareciendo en ciudades europeas, como Milán o Estocolmo. Incluso, la pizza se popularizó en Estados Unidos, porque los soldados estadounidenses que habían permanecido en Italia durante la guerra, al volver a Estados Unidos, prepararon la receta con sus familias.

Un dato muy curioso es que la pizza más cara del mundo cuesta 8.300 euros. Bautizada con el nombre de Luigi XII en honor al coñac Luis XII Rèmy Martin. El chef Renato Viola prepara esta pizza con caviar, huevas de pescado, sal rosa australiana, coñac…

Muchas personas prefieren la pizza
hawaiana que lleva piña. Pero, no tiene nada que ver con Hawai, porque la inventó el cocinero alemán Clemen Wilmenrod en los años 60. Australia es el país del mundo donde más gusta esta pizza.

El Confidencial informa que «en el año 2017 este típico plato de la gastronomía italiana fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, debido a su rol en la vida social y la transmisión de este arte culinario entre generaciones».

Si preparas pizza en casa necesitarás unos accesorios adecuados. Esto lo saben bien los profesionales de Hostelería Club, especializados en suministros para hostelería, comercio, colectividades, profesionales y particulares. Ellos explican que necesitarás un corta pizza con un mango cómodo y antideslizante.

También puedes comprar una batidora amasadora para que se integren bien los ingredientes. Es importante utilizar un rodillo para extender la masa, así que tú decides comer una pizza fina y crujiente o una más gruesa estilo napolitano.

Para que la masa no se quede pegada, escoge un modelo, con revestimiento de silicona. Es importante que puedas lavarlo en lavavajillas cuando acabes de usarlo.

Para conseguir la mejor textura, te aconsejamos las bandejas con agujeros, que permiten que el calor entre también por la parte de debajo y la masa se cocine bien.

Si no tienes horno puedes comprar una pizzera eléctrica que te permita cocinar pizzas, crepes, tortitas, tostadas, etc. Es un mini horno eléctrico de 1800 W de potencia y alcanza la máxima temperatura de 220º.

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